Fotografia de movimiento congelado.
Al fumador adolescente se le ocurre la posibilidad aterradora de que, por ejemplo, lo que él percibe como el color verde y lo que el resto de la gente llama «color verde» puedan de hecho no ser la misma experiencia de color en absoluto: el hecho de que tanto él como otra persona digan que son verdes los carriles del campo de golf y la luz verde de un semáforo parece garantizar únicamente que existe una consistencia semejante en sus experiencias de los colores de los carriles de los campos de golf y de las luces verdes de los semáforos, no que la cualidad subjetiva real de esas experiencias de color sea la misma. Podría ser que lo que el fumador de marihuana experimenta como verde lo experimenten todos los demás como azul, y que lo que «queremos decir» con la palabra «azul» a lo que «quiere decir» él cuando dice «verde», etcétera, etcétera, hasta que la línea de pensamiento se vuelve tan controvertida y agotadora que termina apoltronado bajo un manto de migas de comida y paralizado en su sillón.
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