Comision de cocina, tu convertiste a la toma en un hogar
Comisión de cocina, no
se imaginan cuanto los aprecio y quiero, a pesar de que nunca se los diga en persona, o
sea, siempre les digo “gracias” con voz de estúpido y nada más.
Siento que se merecen más,
los homenajeo en esta fotografía y también les hice unos cuantos poemas. Los
recopile en un libro, se llama: 20 comidas de amor y una comisión desesperada. Aqui les escribo uno de los poemas.
Vivamos, Comision de
cocina mía, y almorcemos.
Que los rumores de los
jesuitas
no nos importen.
El sol puede salir y
ponerse:
nosotros, cuando acabe
nuestra breve luz,
dormiremos una noche
eterna.
Dame mil almuerzos,
después cien,
luego otros mil, luego
otros cien,
después hasta dos mil,
después otra vez cien;
luego, cuando
lleguemos a muchos miles,
perderemos la cuenta,
no la sabremos nosotros
ni el envidioso, y así
no podrá maldecirnos
al saber el total de
nuestros almuerzos.
Atentamente, su admirador secreto.
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